Texto curatorial para Nicolás López
El linaje de los silencios
Poseedor de una acuarela potente y contemporánea, Nicolás López nos ofrece una semiótica muy personal plena de experimentación y exquisita innovación técnica. Su propuesta estética opera en todos los niveles: el psicológico, el mitológico, el simbólico y el matérico. Con el pretexto del paisaje, interpreta una realidad social que relata el drama cotidiano de un Perú de venas abiertas, tornándose por momentos universal. Este monólogo intimista nunca subestima a quien lo observa; por el contrario, con su profunda filigrana kafkiana visibiliza breves fisuras de la naturaleza humana y su entorno.
El suburbio, el abandono, una maraña de raíces y cables, la vastedad del salitre, la soledad de los puentes inconclusos, una carretera y su espectral reflejo en el agua de la lluvia. Los espacios desnudos y fugitivos ceden protagonismo para dar lugar a fugas de sombra y neblina. La escena completa se hunde en el más absoluto silencio. Y es éste, en definitiva, el verdadero significante en su obra. Éste es, ni más ni menos, su fetiche.
Seducidos por su pincel, la construcción intelectual de cualquier dibujo académico lineal hacia la mímesis naturalista nos puede parecer una letanía anodina e insulsa en comparación con estas arterias de tinta dulce que resuelve con tanta maestría nuestro acuarelista ayacuchano. El tratamiento obtenido en la cerrazón de tantos semitonos de gris cautiva nuestra atención en un impulso protoperceptivo. Con esta síntesis devastadora sepultó todos sus colores bajo el carbón y la ceniza. Y sin embargo el deletéreo negror de sus pinturas describe meandros, dendritas geológicas y un mundo interior divergente donde el volumen de su gramática visual alcanza la forma de un paregórico elixir que expande nuestro espectro cognitivo y nos mantiene en un vilo de éxtasis.
¿Dónde está la semilla de este hallazgo? A priori, uno podría pensar que aún cuando haya viajado infatigable varias vueltas al globo, Nicolás todavía guarda en la mecánica de su ejecución plástica el hábito de aspirar con sus ojos el plomo gris en el cielo de Lima. Pero si analizamos los contrastes matéricos, los argumentos cada vez más breves y precisos y la atmósfera obtenida ya no podemos fijar el origen de esa pulsión, pero la celebramos jubilosos cada vez que arroja los dados de su claroscuro modulado sobre un poste de luz, una barcaza herrumbada o sobre una iglesia en la tarde que escampa.
Ajeno al misterio literario como metáfora, narra el mutismo explícito en esos rincones ciegos. El anclaje figurativo es un close-up mínimo que alcanza apenas a recordarnos que todavía estamos plantados sin saber por qué, sobre la faz de esta tierra infinita.
The lineage of silences
Nicolas watercolours are powerful and contemporary, he offers us a very personal semiotics full of experimentation and exquisite technical innovation. His aesthetic proposal operates at all levels: the psychological, the mythological, the symbolic and the material. With the excuse of the landscape, he interprets a social reality that portrays the daily drama of an open-vein Peru, becoming universal at times. This intimate monologue never underestimates the observer, on the contrary, with his deep Kafkaesque intricate technicalities, he reveals the subtle cracks in human nature and its environment. The suburb, the neglect, a tangle of roots and cables, the vastness of a salty atmosphere, a road, the solitude of the bridges. The naked fugitive spaces hand over their prominence in order to enhance reflections and shadows. These are definitively the true signifiers in his work. Oblivious to the literary mystery as a metaphor, it narrates the explicit silence in those blind corners. The figurative anchoring is a minimal close-up that barely manages to remind us that we are still grounded without knowing why, on the face of this infinite Earth.